Heroínas y héroes detrás de la pandemia
Una luz en plena crisis educativa
A pocos kilómetros del centro de Cobán, en el departamento de Alta Verapaz se encuentra María del Carmen Cú Tipol, directora y docente de la Escuela Oficial Rural Mixta de la Aldea Coxopur. Sostiene en sus manos una de las guías de autoaprendizaje, que el Ministerio de Educación, gracias al apoyo de UNICEF, desarrolló y distribuyó para apoyar los esfuerzos de ¨Aprendo en Casa¨.
Educar a la niñez a distancia ha sido un reto para todos los docentes. Pero si algo nos ha enseñado la pandemia de la COVID-19, es el hecho de que la educación presencial nunca podrá ser reemplazada. Por ello en medio de la crisis educativa, muchos maestros decidieron dar un paso más para asegurar el derecho a estudiar de sus alumnos. Y lograron de manera creativa, diseñar programas personalizados para hacer la experiencia del estudio en casa más manejable. Ésta incluía desde visitas regulares, clases en grupo en hogares, manualidades con la familia hasta llamadas por cobrar
“Nos comunicábamos por las noches. Los padres de familia acompañaban a sus hijos a buscar señal por algún cerro cercano. Ellos me mandaban un mensajito por cobrar con el texto “seño llamáme”. Y yo les llamaba. Cuando le estaba hablando, escuché la lluvia fuerte al fondo y le pregunté ¿dónde estás? El niño me respondió “aquí seño, debajo del árbol con mi folleto” cuenta María del Carmen, al relatar las anécdotas de año escolar 2020 tan atípico.
Maria del Carmen tomó la iniciativa de realizar visitar domiciliarias a sus alumnos. Abogo con los padres de familia para que habilitaran un espacio especial en sus hogares para que las niñas y niños tuvieran un lugar apropiado con sus útiles limpios y sintieran una conexión con la escuela. Incluso uno de los padres de familia ayudó a pintar carteles para colocar en el hogar de los alumnos para imitar las coloridas paredes del aula de la escuela.
Uno de los principales desafíos con los que se enfrentaron muchos docentes en el área rural del país fue el hecho de que muchos padres de familia no saben leer ni escribir. Algo que dificultó el apoyo que éstos podían brindarle a sus hijas e hijos en casa. Para sobrepasar esta dificultad, Maria del Carmen se dio a la tarea de primero explicarles a los padres mediante clases presenciales, para que de esta forma ellos pudieran replicar lo aprendido en casa y tener los conocimientos necesarios para poder explicar las lecciones.
A nivel global uno de cada tres niños en edad escolar no tuvo acceso a la educación a distancia mientras las escuelas permanecieron cerradas. Para todas aquellas niñas y niños que no tienen acceso a internet, televisión o radio, el papel de los docentes y el de los padres fue fundamental para continuar sus estudios.
Ese fue el caso del profesor Donaldo Caal Mó, quien vio que sus alumnos no avanzaban en sus clases y decidió visitarlos a sus casas, a pesar del temor de contagio por la pandemia. Fue a raíz de estas visitas domiciliarias donde Donald no solo apoyó académicamente a sus alumnos sino también le permitió darse cuenta de las profundas necesidades de una de sus alumnas, María Magdalena Cinto de la Cruz de 11 años y hacer algo al respecto.
“Ella venía a veces tarde a la escuela y muchas veces su higiene personal inadecuada. Yo la motivaba a mejorar su cuidado, pero no conocía la realidad en la que vivía”, comenta el profesor Donaldo. Muchas familias del sector tienen acceso a una vivienda digna, pero muchas otras no cuentan con energía eléctrica ni tienen acceso a agua.
Después de visitar a la niña y a su familia, entendió el porqué de su situación. “La casa donde vivían era muy humilde, de una sola habitación. La cocina estaba en el suelo. A través de donaciones y con la ayuda de voluntarios en la comunidad pudimos construirle una habitación adicional, les instalamos un panel solar para energía eléctrica y les compramos una pila” comenta Donald.
Su vocación y liderazgo tienen un impacto en la vida de sus alumnas y alumnos para siempre, “Yo quiero ser maestra” dice Magdalena, con una sonrisa tímida y unos ojos profundos y soñadores.
La mayoría de las niñas, niños y adolescentes en edad escolar confían en sus escuelas como un lugar donde pueden interactuar con sus compañeros, buscar apoyo, acceder a servicios de salud e inmunización y obtener una comida nutritiva. Cuanto más tiempo permanezcan cerradas las escuelas, más tiempo pasara la niñez aislada de estos elementos fundamentales. Por ello UNICEF aboga por la reapertura de las escuelas lo antes posible y apoya al Ministerio de Educación para un retorno seguro y para todos.